Tuesday, November 21, 2006

¿Conservar la vida silvestre con caza deportiva?


El caso de Mexico.
Por Francisco Ucán-Marín: TINTA VERDE

La idea de la caceria controlada, a decir mejor en un ambiente controlado no es nueva. Incluso personajes de la historia mexicana antigua han tenido en sus jardines animales exoticos y jardines exhuberantes. Este articulo esta tomado de un ensayo de Gretel Zanella en el web-blog del periodico el Universal en Mexico.

Disparar a matar un borrego cimarrón o un venado, está permitido en México. El llamado turismo cinegético es una actividad que genera mucho dinero. El cazador deja una derrama tres veces superior que un visitante regular. Es por eso que la Secretaría de Turismo (Sectur) y Semarnat apoyan esta actividad, la primera promoviéndola, y la segunda otorgando los permisos necesarios.

En 2000 se aprobó la nueva ley de vida silvestre que autoriza la caza deportiva, pero de una manera regulada y sustentable. Para limitar la caza furtiva se crearon las UMAS (Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre) -ranchos particulares, predios ejidales y comunales- donde habitan las 97 especies que están en la mira de las escopetas, como el borrego cimarrón y los venados bura y cola blanca, que son las más codiciadas. En teoría, después de haber demostrado que sus actividades fomentan la conservación del medio ambiente, a estos predios se les concede la categoría de UMAS, quedando registrados ante la Semarnat.

El 97% de estos predios se concentran en el norte de México, principalmente en Nuevo León, seguido de Tamaulipas, Sonora, Coahuila y Chihuahua. La vida silvestre se ha convertido en un producto rentable, así que a los propietarios de los ranchos o ejidos les conviene proteger los ecosistemas y preservar la población de las especies, cuidar su desarrollo y calidad. Muchos invierten hasta en complementos alimenticios.
Las UMAS te cobran por entrar a ellas y cazar uno sus ejemplares. También hay las que ofrecen paquetes que incluyen hospedaje, comidas, guías, renta de armas y el trámite de las licencias. Algunas garantizan la caza del animal que buscas y otros más, aunque son los menos, han diversificado la oferta, organizando caminatas interpretativas de la flora y geología del lugar, safaris fotográficos y recorridos guiados a pinturas rupestres.
Un rancho en Tamaulipas ofrece un paquete para cazar un venado cola blanca, de tres días y dos noches en 2 mil dólares. Incluye comidas, alojamiento, guías, uso de las instalaciones como la alberca, permisos, limpia y destaza, y sólo tienes derecho a un tiro por salida (tres en total). Es así porque la espía de la pieza toma varias horas y si no se acierta al primer tiro, es casi imposible tener otra oportunidad enseguida, y lo mejor es regresar al día siguiente. El tirador puede llevarse su especimen como trofeo. Este servicio se cobra aparte, entre 2 mil y 5 mil pesos. El paquete para cazar un venado bura del desierto, en Sonora, cuesta entre 2 mil y 4 mil dólares, según la cornamenta del animal. También ofrece paseos. En cuanto a armas, los dueños de los ranchos cinegéticos las rentan, y el precio dependerá del calibre.

Las UMAS tienen un registro más exacto de las especies de pelo (mamíferos como venados, pumas, liebres, zorros) que las de pluma (paloma huilota, guajolote salvaje y aves migratorias como patos). A los primeros se les debe colocar un chip y avisar a Semarnat cuando a uno se le haya disparado. En el caso de las aves, muchas de ellas migratorias, en la medida de lo posible se les coloca un anillo con un número de referencia que, en la mayoría de las ocasiones, ya traen consigo desde su lugar de origen, Canadá o Estados Unidos. Hay grupos conservacionistas que saben que no pueden evitar la caza, pero sí llevar un control de la misma, así que contratan a los ranchos para marcarlos.
Sin embargo, en la práctica también existe la parte negativa: hay turistas que se quejan -la propia Sectur lo reconoce en un estudio que elaboró en 2002- de los trámites lentísimos para obtener los permisos tanto de portación de armas deportivas como de caza, incluso, son mucho más costosos para un cazador nacional que para un extranjero; las bases de datos de las UMAS no están actualizadas; no todas cuentan con servicios de calidad turística y mucho menos han diversificado su oferta, y no hay información adecuada de este rubro turístico. Todo esto deriva en un mal manejo de la actividad cinegética.
El senador Rómulo Campuzano, del Partido Acción Nacional (PAN), señaló que “al año más de once millones de turistas con interés cinegético, generan alrededor de 114 millones de viajes y más de 9 mil 700 millones de dólares, mercado que hoy es mejor aprovechado por otros países de Centro y Sudamérica”. cola blanca, venado bura, borrego cimarrón, pecarí de collar, pato golondrino, faisán y paloma de collar, entre otros. Pero la excesiva normatividad, dijeron, es un obstáculo.

“La cual en lugar de establecer un marco sano de legalidad para su desarrollo, promueve en muchos de los casos la corrupción, las actividades ilícitas de cacería y el tráfico de especies, entre otras consecuencias negativas”, aseguró el senador panista. Los principales estados para la cacería deportiva en México son Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, pero este turismo se ha extendido a San Luis Potosí, Querétaro, Hidalgo y Tlaxcala.

Sectur también reconoce que es una actividad que está envejeciendo por la influencia en los jóvenes de ideas conservacionistas. Cada vez son más los que la desaprueban. Sin embargo, ha habido un crecimiento de 10% anual debido a que hay cazadores informales que se están incorporando a la actividad controlada, y hay más turistas extranjeros que vienen a cazar a México. En tanto en Canada la actividad de caceria reporta millones de dolares cada año, donde lo mas barato es ir a cazar patos y la caceria mas cara es la de los osos polares que van de 20 a 30 mil dolares por excursion, sin la garantia de cazar uno.
Para saber mas de las UMAS, visiten el siguiente link,

comentarios a ucanmarin@hotmail.com